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5 tipos de biocombustibles: una alternativa energética para la sostenibilidad

5 tipos de biocombustibles: una alternativa energética para la sostenibilidad

El uso de distintos tipos de biocombustibles es casi tan antiguo como los automóviles. En 1900, el inventor del motor diésel, Rudolf Diesel, utilizó aceite de maní como combustible. Posteriormente, en 1925, Henry Ford declaró que el etanol era el combustible del futuro (Dinafem, 2011; Gualotuña y Moposita, 2006).

Sin embargo, el descubrimiento de inmensos depósitos de petróleo hizo que la gasolina y el diésel fuesen muy baratos durante décadas. Esto provocó que los biocombustibles quedaran relegados. Actualmente, la subida del precio del petróleo y la preocupación por el calentamiento global, provocado por las emisiones de CO2 (National Geographic, 2010), han hecho que vuelva el interés por los distintos tipos de biocombustibles.

Importancia de los biocombustibles

Los biocombustibles pueden ser sólidos, líquidos o gaseosos y se producen a partir de biomasa. Para resumir qué es biomasa, podemos decir que es materia orgánica que puede usarse como fuente de energía. Es decir, es la materia prima de los distintos tipos de biocombustibles (Beta Analytic, s.f.).

Algunos ejemplos de materia orgánica que sirve como combustible son la leña, que permite obtener calor, y el aceite usado de cocina, del cual se obtienen biodiésel y glicerol. Mientras que el primero se purifica y sirve como combustible, el segundo se aprovecha en la industria del jabón (Beta Analytic, s.f.; Enciclopedia de Ejemplos, 2019a).

Los biocombustibles son renovables y sustituyen a los combustibles fósiles (como el carbón, el petróleo y el gas natural). La mayoría se elaboran a partir de plantas y se utilizan para el transporte. Al ser quemados producen CO2 sin emisiones netas de carbono (Beta Analytic, s.f.; Enciclopedia de Ejemplos).

Tipos de biocombustibles

Existen biodiésel, bioalcoholes (bioetanol, biometanol, biobutanol), biogás, gas de síntesis y biocombustibles sólidos (madera, carbón vegetal, aserrín). Se clasifican en los siguientes tres grupos (Beta Analytic, s.f.):

 

  • De primera generación. Se producen por tecnología convencional con azúcar, almidón, aceite usado de cocina o grasas animales. Su producción tiene limitantes porque podría amenazar el suministro de alimentos y la biodiversidad.
  • De segunda generación. Se producen a partir de cultivos no destinados a alimentación o considerados como desperdicios (tallos, vainas, virutas de madera y cáscaras de fruta). Si bien ahorran más emisión de gases, su producción es más complicada.
  • De tercera generación. Se producen a partir de la fermentación del carbohidrato de las algas.

Biocombustibles en Colombia

La industria colombiana de biocombustibles lleva una década de desarrollo. Ésta ha logrado ser parte de la matriz energética del país y exportar parte de su producción. Principalmente se producen etanol de caña de azúcar y yuca, y biodiésel de aceite de palma (Clarín, 2020).

Este último, incorporado a los hidrocarburos regulares, impulsa la flota vehicular con una fuente sostenible. Además, ha logrado crear mercado, incluso en Europa, y brindar más 184.000 empleos con buenas condiciones. En la cadena de palma aceitera, el 82,3 % del empleo rural es formal y digno (Clarín, 2020).

El Gobierno decretó que, a partir del primer trimestre del 2021, la participación del biodiésel en el gasóleo aumentará desde el 10% actual hasta un 12%. Según la Federación Nacional de Biocombustibles, esto reducirá 2 millones de toneladas anuales de CO2 (Dinero, 2020).

5 tipos de biocombustibles

Te presentamos 5 tipos de biocombustibles alternativos que puedes usar como opción energética. Además, te explicamos de dónde se obtienen, cuál es su precio, su reducción de emisiones y los beneficios de cada uno de ellos (Federación Nacional de Biocombustibles de Colombia, 2010a; Moreno y Cubillos, 2017; Scania, 2019):

  1. Biodiésel. Se obtiene de aceite de colza, plantas o aceite usado de cocina. Tiene la ventaja de ser líquido y está disponible en grandes cantidades. Se puede usar con diésel. En comparación con el estándar, se reduce CO2 hasta en un 66%. Una resolución del 9 de Noviembre fijó su precio en $13.242,08 por galón.
  2. Biogás. El modo más sostenible de obtenerlo es usar materia orgánica en descomposición. Está formado por la misma molécula que el gas natural, pero es renovable. Si ambos se combinan, se reducen hasta en un 20% las emisiones de CO2 con respecto al diésel.
  3. Bioetanol. Es el más usado en el transporte y puede producirse en grandes cantidades a partir de la caña de azúcar, el trigo y el maíz, entre otros. Es líquido y fácil de producir. En comparación con el diésel, reduce hasta 90% las emisiones de CO2. El precio del galón es $8.250
  4. Biobutanol. Se produce a partir de la fermentación acetona-butanol-etanol. Tiene ventajas con respecto al bioetanol: se mezcla poco con el agua, se evapora poco, se corroe menos y tiene más capacidad calorífica. Además, sustituye directamente a la gasolina sin necesidad de modificar el motor.
  5. Biocombustible M4. Es nuevo, compuesto en un 87% de etanol y un 13% de una fórmula secreta. Se usa en motores de gasolina sin tener que modificarlos.

Quedan claras las ventajas de estos combustibles alternativos. Podemos afirmar que los distintos tipos de biocombustibles aportan a la sostenibilidad energética en la medida en que cubren nuestras necesidades, conservan los recursos naturales y son un recurso renovable.

BIBLIOGRAFÍA.

Nicolle Valeria Castro Quintero

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