La contaminación del río Bogotá es un asunto de mayor importancia desde hace muchos años. Este es el cuerpo de agua más importante para los capitalinos y los municipios aledaños.
Alrededor de él hay un gran movimiento económico. Por otro lado, aún no se ha logrado su apropiación por parte de la sociedad, debido a sus niveles de contaminación.
Esto lo ha llevado a una situación crítica por la contaminación ambiental, las basuras, deforestación, entre otros.
Recordemos que el río Bogotá nace a 3400 metros sobre el nivel del mar. Tiene una longitud de 347 km y está dividido en tres cuencas: alta (desde Villapinzón hasta el Puente la Virgen en Cota); media (desde Cota hasta el salto de Tequendama), y baja (desde el salto de Tequendama hasta su desembocadura en Girardot) (CAR, 2018).
A nivel económico, se estima que el río tiene influencia en el 31.7% del producto interno bruto. En sus cuencas alta y media se encuentran 20.000 industrias manufactureras.
Se estima que 12 millones de personas reciben beneficios de la totalidad de la cuenca (Grupo Río Bogotá, s. f.).
Para el sector agropecuario representa el 26% de la producción agrícola nacional. En su cuenca hay 194.000 hectáreas de cultivos y 198.000 con ganado. Además, en el embalse del Muña se produce el 8% de la demanda nacional de energía (Grupo Río Bogotá, s. f.).
Lamentablemente, esta importancia y magnitud económicas no son correspondidas con su cuidado y protección a nivel ambiental.
De hecho, aunque en la cuenca alta encontramos aguas cristalinas y una flora y fauna importantes, desde sus inicios se contamina con las conocidas curtiembres ubicadas entre Villapinzón y Chocontá (Grupo Río Bogotá, s. f.).
Se estima que hay alrededor de 120 y, a pesar de que hay muchos controles y regulaciones, siguen aportando múltiples contaminantes. Y dentro de estos algunos metales pesados (Grupo Río Bogotá, s. f.).
A pesar de que las curtiembres sufren la mala fama y de cierta manera se les responsabiliza del deterioro del río, la verdad es que el 90% de la contaminación del río Bogotá es responsabilidad del Área Metropolitana de Bogotá (Grupo Río Bogotá, s. f.).
La contaminación del río Bogotá es aportada a través de los ríos Salitre, Fucha y Tunjuelo.
A estos tres se les vierten agua doméstica y residuos industriales sin tratamiento. Además de escombros y otros residuos por un mal manejo de las basuras en la ciudad (CAR, 2018a).
Para hacer frente a este panorama gris, los entes gubernamentales plantean, a través de la PTAR Salitre y Canoas (en construcción), reducir la contaminación (Acueducto de Bogotá, s. f.).
Pero ¿qué podemos hacer nosotros para mitigar este daño tan grande?
A continuación, algunos consejos que nos dan las secretarías de Hábitat y Ambiente de Bogotá para reducir la contaminación del río Bogotá:
El manejo de los diferentes tipos de residuos es tal vez el mayor de los problemas de la contaminación del río Bogotá.
El sistema de recolección y gestión actual no es robusto para garantizar que algunos contaminantes no lleguen directamente al río (CAR, 2018a).
Por esto es importante reciclar, reutilizar y separar en nuestros hogares y oficinas. Así, los diferentes actores que gestionan los residuos pueden actuar eficientemente.
Las grasas y aceites son de los contaminantes más difíciles de retirar de los cuerpos de agua. Este tipo de residuos tiene canales específicos de recolección a los que se les da el adecuado manejo.
Incluso existen iniciativas que transforman este residuo en biocombustible, como lo hace Manos Verdes.
La materia orgánica puede parecer un mal menor en la contaminación del agua, pero esta es responsable del fenómeno de eutrofización. Dicho fenómeno consiste en la saturación de nutrientes en el agua que fomenta el crecimiento de algas y plantas.
Esto acaba con el oxígeno disuelto en el agua, amenazando la biodiversidad del río.
Los detergentes tradicionales aportan al agua tensoactivos. Estos componentes son persistentes y difíciles de remover del agua.
En Bogotá, los tensoactivos son de los elementos con mayor incidencia en la baja calidad del agua de los ríos Salitre, Fucha, Torca y Tunjuelo (Pérez y Zamora, 2015).
Además del excesivo uso del agua, estas actividades le aportan al río detergentes, grasas, aceites, combustibles, pinturas, etc. Podemos prevenir esta contaminación del río Bogotá con procesos controlados como en los autolavados.
Estos están obligados a tratar y reutilizar sus aguas según la Resolución 3957 de 2009 (Secretaría Distrital de Ambiente, 2009).
Acciones como estas pueden tener gran impacto en la disminución de la contaminación del río Bogotá. Protegen además la biodiversidad y los ecosistemas de una gran parte de la región, e incluso el país.
La contaminación del río Bogotá llega hasta los mares a través del río Magdalena. Si todos ponemos nuestro granito de arena, en el futuro podremos disfrutar del río como centro de vida y dinamismo de la capital.
BIBILIOGRAFÍA.
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